Nuestros patronos
"EL GIGANTE DE LA HISTORIA DE LAS MISIONES"
Son pocos los hombres que tienen el corazón tan grande como para responder a la llamada de Jesucristo e ir a evangelizar hasta los confines de la tierra. San Francisco Javier es uno de esos. Con razón ha sido llamado: «El gigante de la historia de las misiones» y el Papa Pío X lo nombró patrono oficial de las misiones extranjeras y de todas las obras relacionadas con la propagación de la fe. La oración del día de su fiesta dice así: «Señor, tú has querido que varias naciones llegaran al conocimiento de la verdadera religión por medio de la predicación de San Francisco Javier».
Su recuerdo nos trae a la memoria las misiones de la Iglesia y cuantos en ella trabajan, sacerdotes, religiosas y laicos
"ROSA" ENTRE ESPINAS
Teresa del Niño Jesús, fue canonizada el 1925 por el Papa Pío XI, y proclamada, por su vinculación a las misiones, sus escritos, su enfermedad misionera, un par de años más tarde Patrona de las Misiones junto con Francisco Javier y terminando el Milenio, la Iglesia la ha propuesto como Doctora de la Iglesia, elevando el Magisterio de su vida al más alto rango que la Iglesia da a Padres tan insignes (San Agustín, Teresa de Jesús, etc.).
Esta "rosa" floreció por poco tiempo -24 años- entre las espinas de la Francia de finales del siglo XIX y el "florero" que la mantuvo hasta que se marchitó fue el Carmelo de Lisieux. Su frase con visos de promesa: "Después de mi muerte dejaré caer una lluvia de rosas" continúa haciéndose realidad en el interminable recorrido de sus reliquias por países y aun continentes. Ella, que fue misionera sin salir de su místico encierro en Lixieux, va ahora dejando caer la prometida "lluvia" sobre todos los que acuden a venerar sus reliquias, y sembrando a la vez la inquietud misionera, que no puede menos de dar los frutos que corresponden.
