Ha estado del 27 de junio al 28 de julio en esta Misión que tienen a su cargo los misioneros javerianos en la diócesis de Pala.
"Caminar de verdad con las personas que Dios pone en nuestro camino
Este verano en el encuentro con la misión que hemos tenido en Chad, me ha parecido especialmente bonito ver en una cultura tan distinta a la nuestra, como el misionero católico es tan querido allí, y esto es porque el misionero respeta su cultura, dedica años a aprender sus lenguas tradicionales, come con ellos como uno más, saluda y promueve todo tipo de iniciativas para que el pueblo encarne en su modo de vida la Palabra de Dios, respetando a su vez sus religiones, cultura y creencias, y no dudando de prestar cualquier servicio a cualquier persona que lo necesite, a veces en casos de extrema necesidad como accidentes de circulación, o enfermedad grave, ahí está siempre el misionero dándose al que lo necesita.
La Iglesia católica es la única que nunca se he ido de Chad a pesar de las guerras civiles que el país ha atravesado, por eso el chadiano sabe que los misioneros cristianos les quieren y son amigos. Las diferentes misiones como Bongor, Kumí, Gounou Gaya o Djouman, que tuvimos la suerte de visitar, son joyas de un valor incalculable para Chad, de ellas brotan comunidades cristianas pequeñas pero extraordinariamente ricas; con pastorales de jóvenes, catequesis, grupos de reflexión sobre la palabra de Dios y algunas vocaciones nativas.
Hay que destacar un campo de jóvenes promocionado por Jesús Calero un joven Padre Javeriano, misionero español de las Islas Canarias que en la actualidad ejerce su ministerio en la parroquia de Bongor, y que este año ha reunido a más de 250 jóvenes cristianos de diferentes parroquias, y dónde se da una buena formación, sobre sexualidad, sectas, sida, y diversos temas de gran importancia para los jóvenes africanos.
En las comunidades cristianas, es especialmente bonita la celebración del domingo, que se comienza a preparar ya con intensidad el sábado, con los ensayos de los cantos de la misa y los de monaguillos. El domingo se vive con alegría propia de la fiesta que supone la resurrección del Señor, la gente se pone sus mejores ropas y con una distendida y alegre misa, el coro anima la celebración, los participantes cantan y bailan al son de la música y los tambores, este ambiente se puede prolongar durante 2 o 3 horas.
Un gran tesoro que yo he podido ver en Chad es la familia cristiana chadiana. Especialmente la mujer chadiana es un verdadero modelo de esposa y madre: sencilla, maternal, trabajadora, se desvive por su esposo e hijos. Siempre da lo mejor de sí misma para su familia y para el amigo extranjero, con el que las familias de Chad comparten lo que tienen incluso cuando tienen pocos recursos. Los jóvenes cristianos chadianos son sencillos y espontáneos, fácilmente improvisan una pequeña obra de teatro, o animan el ambiente con sus cantos y danzas tradicionales.
He aprendido especialmente con este encuentro con la misión, que el mayor tesoro que tenemos es la Palabra de Dios, y podemos vivir el Evangelio, caminando de verdad con las personas que Dios pone en nuestro camino, agradable la primavera pero también compartiendo el hambre, el frío y la estación de lluvias. Como hacen los misioneros de Chad."
Miguel Ángel Diez Tascón (27 julio 2013).
Miguel Ángel es miembro del equipo de Misiones de la Vicaría VI Madrid suroeste. Nos hace una reseña breve y a la vez sustanciosa de lo que ha sabido decir de tres semanas en Bongor, Chad, en la diócesis de Pala. Él ha vivido este encuentro con la misión junto a otros tres jóvenes: Gladys Rodríguez y Alejandro Abrante, ambos de la diócesis de Tenerife, ella subdelegada de misiones y él, diácono permanente; además con Antonio Gómez, joven de Baena Córdoba. La experiencia ha tenido un valor interesante por la diversidad eclesial de las diócesis españolas y a la vez con un sentido de universalidad misionera.
Fuente: P. Rolando >> Blog